El primer ministro de Francia, Jean Castex, ha anunciado este lunes una batería de nuevas medidas aprobadas por el Gobierno con vistas a hacer frente al empeoramiento de la situación epidemiológica por el coronavirus, que obligará a los empleados a teletrabajar entre tres y cuatro días durante las próximas tres semanas.
Al término del Consejo de Ministros extraordinario celebrado este lunes, Castex también ha indicado que no habrá toque de queda para Nochevieja, por lo que se mantienen las celebraciones, y que el regreso a las clases se mantendrá para el próximo 3 de enero. Castex, sin embargo, ha llamado a "limitar las grandes fiestas y cenas" la última noche del año.
Por otro lado, el Ejecutivo ha aprobado que el tiempo de refuerzo de la vacunación se reduzca a tres meses después de la última dosis a partir de mañana, al tiempo que han avisado de que una cuarta dosis para hacer frente a la enfermedad "es una posibilidad".
En cuanto a las mascarillas, finalmente se ha decidido que será obligatorio su uso "en todos los núcleos urbanos" donde las autoridades locales lo consideren, a la par que se ha limitado el aforo de las reuniones al aire libre, donde podrán participar hasta 5.000 personas.
En referencia a la hostelería, el Gobierno ha decidido mantener abiertos bares y restaurantes pero ha precisado que solo se podrá consumir en el establecimiento mientras los clientes estén sentados, no podrán hacerlo de pie. También han acordado el fin de los "conciertos de pie" a partir de este lunes y, al menos, durante las próximas tres semanas, recoge 'Le Figaro'.
Asimismo, el Gobierno ha dado luz verde a la transformación del pase sanitario en pase de vacunación, es decir, que se elimina la posibilidad de presentar una prueba negativa de covid-19 para acceder a espacios interiores, por ejemplo. Esta medida tendrá que ser ahora votada en el Parlamento, aunque si se agiliza el trámite podría entrar en vigencia el próximo 15 de enero.
"Presentar un test (negativo) ya no será suficiente", ha alertado el primer ministro galo. En esta misma línea, se ha dispuesto que las personas que presenten certificados falsos de vacunación se enfrentarán a sanciones más severas.
En general, el Ejecutivo francés ha descartado las medidas más duras y ha optado por fortalecer los mecanismos vigentes para tratar de frenar la expansión de ómicron.
Francia está sumida en un repunte de casos que la llevó a notificar el pasado sábado más de 100.000 casos, un hito que no se había registrado desde que estalló la pandemia el año pasado y que se convirtió en el máximo número de casos diarios.